La alimentación es un acto voluntario. Nosotros decidimos qué tipo de alimentos comemos, la tecnología y técnicas culinarias para cocinarlos, de todas las opciones disponibles que tenemos.

Cuando ingerimos un alimento, éste se transforma en nutrientes mediante un proceso llamado termogénesis. Dependiendo del alimento consumido y de su composición y, sobre todo, teniendo en cuenta el proceso al que fue sometido antes de consumirlo, nuestro cuerpo podrá obtener nutrientes específicos, ya sean macronutrientes (carbohidratos, proteínas o lípidos) o micronutrientes (vitaminas y minerales) en diferentes proporciones.

Posteriormente, estos nutrientes intervendrán en los distintos procesos fisiológicos para lograr un correcto funcionamiento del organismo. Por ejemplo, cuando comemos un pimiento, debido al proceso de termogénesis, estamos obteniendo vitamina C, que participará en la absorción del hierro o neutralizando los radicales libres, actuando como antioxidante. Por eso, cuando hablamos de alimentación, también nos referimos a la salud. Es necesario alimentarnos, estar bien nutridos, y así hacer que nuestro cuerpo funcione correctamente.

Hasta la fecha, la evidencia científica ya ha demostrado que hay una relación bien establecida entre los nutrientes y el estado de salud o las enfermedades. Por ejemplo, se sabe que un consumo excesivo de lípidos está directamente relacionado, no sólo con el sobrepeso y la obesidad, sino también con una mayor prevalencia de enfermedades metabólicas y cardiovasculares. Del mismo modo, varios estudios científicos y clínicos han llegado a la conclusión de que la deficiencia de algunos micronutrientes, como las vitaminas y los minerales, son la causa de múltiples enfermedades. Por ejemplo, una dieta deficiente en vitamina C está estrechamente relacionada con el desarrollo del escorbuto, una disminución en la ingesta de hierro provocará anemia, o un déficit en la proporción de calcio y vitamina D puede causar osteoporosis.

Los últimos artículos científicos publicados, entre los que se encuentran varios meta-análisis con alto nivel de evidencia, ya ponen de manifiesto que el consumo elevado que se da actualmente de alimentos ultraprocesados, en sustitución del consumo de otros más saludables, está provocando un aumento del sobrepeso y la obesidad, incluso entre la población pediátrica y adolescente, y las consecuencias asociadas a este sobrepeso son conocidas: diabetes, hipertensión, problemas musculoesqueléticos y enfermedades cardiovasculares.

Por tanto, teniendo en cuenta estas ideas, la frase "somos lo que comemos" cobra cada día más importancia.